OBJETIVOS

 

OBJETIVO GENERAL:

Desarrollar un sistema modular para el adulto mayor, con el fin de fomentar su independencia en cuanto a la movilidad, conectarlo con la sociedad a través de la tecnología y comprometerlo con el cuidado de su salud, para mejorar su calidad de vida.

 

OBJETIVOS ESPECIFICOS:

• Diseñar una interfaz para un dispositivo móvil para el adulto mayor.

• Diseñar una interfaz para el encargado del cuidado del adulto mayor.

• Programar en Android y Labview, las dos interfaces.

• Implementar un sistema que permita ubicar y guiar al adulto mayor en sus desplazamientos.

• Programar los recordatorios para que se envíen señales de alarma de las actividades, tanto para el adulto mayor como para el cuidador.

• Desarrollar el sistema de actigrafía para que indique la intensidad y la frecuencia de los movimientos.

• Diseñar en Blender los videos de los ejercicios para los adultos mayores.

• Construir un pastillero electrónico, sincronizado con el sistema de alarmas.

MARCO TEÓRICO O CONCEPTUAL

EL ADULTO MAYOR Y LAS TIC’S:

Al igual que los demás actores sociales, los adultos mayores forman parte de una sociedad de vertiginosos cambios que marcan un ritmo de vida muy exigente. Esta sociedad, se caracteriza como la sociedad de la comunicación y la información. Esto significa que se está en un medio que posee alta densidad comunicativa, producto esto de la introducción generalizada de las Tecnologías de la Información y Comunicación (en adelante TIC’s) en todos los ámbitos de nuestras vidas. Estas incluyen la informática, la telemática y los medios audiovisuales de comunicación, que permiten almacenar, procesar y transportar cada vez mayor volumen de información, generando de esta manera diferentes cambios sociales. Esta es la denominada Sociedad o Era de la Información y según González Gisbert se va a definir como “...el conjunto de procesos y productos derivados de las nuevas herramientas (hardware y software), soportes de la información y canales de comunicación relacionados con el almacenamiento, procesamiento y transmisión digitalizados de la información.”(Boarini).

EL ADULTO MAYOR Y EL EJERCICIO FÍSICO:

El ejercicio físico provoca efectos beneficiosos desde el punto de vista fisiológico, psicológico y social. Una parte de los beneficios que se le atribuyen, son la consecuencia de rigurosas mediciones antropométricas, bioquímicas o fisiológicas, mientras que otros resultan de reportes de auto-observación. En este último caso se incluyen los beneficios percibidos por el practicante.  Se considera que los sujetos que poseen conocimientos y creencias positivas respecto a los beneficios del ejercicio, tienden a promover la actividad física dentro de su estilo de vida, pero ello no conduce necesariamente a la incorporación regular al ejercicio. Los beneficios percibidos repercuten en la permanencia de los sujetos incorporados, es decir, que existe relación entre motivación y el beneficio percibido. Se ha observado que los sujetos con menor nivel educacional perciben menos, y los que practicaron deportes en su juventud perciben más (Barrios et al, 2003) (Mora et al, 2004).

Existen herramientas como la actigrafía, la cual permite conocer la intensidad y la frecuencia de la actividad física que hacen los adultos mayores. Esto sirve para identificar caídas ya que la incidencia reportada de caídas en adultos mayores institucionalizados se eleva hasta 50%, con consecuencias graves en 17% de ellos (Gac et al, 2003). Además para hacer seguimiento al cumplimiento de las indicaciones médicas y diagnosticar trastornos del sueño. La actigrafía es un método no invasivo, que permite mediante la colocación de un pequeño sensor, usualmente colocado en el brazo no dominante, valorar períodos de actividad y reposo. El actígrafo está conformado principalmente por un acelerómetro y una memoria, en la cual se acumulan las medidas.

EL ADULTO MAYOR Y LAS FUNCIONES COGNOSCITIVAS DE LA MEMORIA Y LA UBICACIÓN ESPACIO-TEMPORAL:

El concepto de funciones cognoscitivas (cognitivas se le denomina con frecuencia en nuestro entorno) se refiere a las que también se denominan funciones intelectivas o simplemente funciones superiores propias de la especie humana, las actividades mentales como el recuerdo, el pensamiento, el conocimiento o el lenguaje. En íntima relación con ellas está el concepto de la inteligencia, que se refiere a la capacidad para resolver problemas utilizando el pensamiento como medio y para adaptar el comportamiento a la consecución de objetivos. Existe discusión sobre la existencia de una inteligencia (inteligencia general, “factor g”) o de múltiples inteligencias, relativa mente independientes unas de otras, como la capacidad verbal y la capacidad de manipulación instrumental; la capacidad en áreas matemáticas, la capacidad de lenguaje, la visual, la musical, para la informática, de tanto interés actual, o la capacidad para comprendernos a nosotros mismos o al mundo que nos rodea (Lobo et al, 2002).

La función cognitiva de un individuo es el resultado del funcionamiento global de sus diferentes áreas intelectuales, incluyendo el pensamiento, la memoria, la percepción, la comunicación, la orientación, el cálculo, la comprensión y la resolución de problemas. La función cognitiva cambia con la edad. Si bien algunos individuos envejecen «exitosamente», es decir muchas de sus funciones cognitivas permanecen igual que en su juventud; la mayoría sufre la disminución de algunas esferas cognitivas tales como las de aprender nueva información y ejecutar funciones motoras rápidas, mientras que otros sufren condiciones como la enfermedad de Alzheimer que deterioran severamente su funcionamiento cognitivo. Además de la disminución de la función cognitiva propia del envejecimiento y patologías como la enfermedad de Alzheimer, un gran número de procesos frecuentes en el anciano (infecciones, procesos degenerativos, neoplásicos, enfermedades sistémicas, toma de fármacos, etc.) también pueden alterar tales funciones de forma parcial o global, tanto de forma aguda como crónica (Varela et al, 2004).

EL ADULTO MAYOR Y LA DEPENDENCIA:

La persona que por la cronicidad ha llegado a la dependencia, generalmente, requiere de un cuidador o persona que supla algunas actividades cotidianas y lo apoye emocional y espiritualmente. En nuestro contexto, la familia es el principal apoyo o soporte social, debido al compromiso moral y la responsabilidad que por tradición se ha legado a los integrantes del núcleo familiar, por lo tanto, la función y compromiso de este cuidador que asume el cuidado de su familiar debe ser direccionada bajo la perspectiva de la adquisición o mejoramiento de la habilidad de cuidado. Los componentes de conocimiento, valor y paciencia son los integrantes totalitarios para el desarrollo de una adecuada habilidad en el cuidado. De esta manera, la persona que asume la tarea de cuidado, con el transcurso del tiempo, puede presentar alteraciones en diferentes dimensiones como son: físicas, sociales, económicas, emocionales y espirituales y como resultante pueden llevar al cuidador a presentar sentimientos de tristeza, agotamiento, impotencia, entre otros (Rojas, 2007).

Dando click en cualquiera de estas imagenes podras dirigirte a otra parte de nuestro proyecto